Todos los años espero ilusionada estas cerezas, mi compañero las trae recién cogidas del árbol... aragonesas... como enormes corazones, tersas, firmes y dulces como no he comido otras.
Tengo la convicción de que el año que me falten -espero que tarde en llegar ese día- el inicio del verano no será igual.
Sé que las recordaré como una de esas cosas que he tenido el privilegio de disfrutar y apareceran en esas frases que tomo como prueba de que me estoy haciendo mayor... las del tipo... " ¿te acuerdas cuando...? " aysssssss mare si es que desde que los niños en el parque te empiezan a llamar "señora" hay que asumir que ya tenemos una edad.
Cuando pongo la barquilla en la encimera me vienen mil recetas a la cabeza y mientras me decido por una los huesos van llenando el plato... la verdad no les hace falta mucho acompañamiento y desaparecen a una velocidad de vértigo.
Ingredientes para 6 copas:
250 gr. de cerezas
250 Cl. de un buen vino tinto
200 gr. de azúcar
Para el arroz con leche:
1 litro de leche
125 gr. de arroz
100 gr. de azúcar
1 palo de canela
Piel de limón
Una pizca de sal
Preparación del arroz con leche:
- Se pone la mariposa en las cuchillas, y se incorporan todos los ingredientes menos el azúcar.
- Se programan 40 minutos, temperatura 90 grados, velocidad 1. Cuando pare la máquina se le añade el azúcar y se deja otros 2 minutos a la misma temperatura y velocidad.
- Se vierte en las copas y se deja enfriar.
Para las cerezas al vino:
- Podemos hacerlas enteras o limpias y deshuesadas. La presentación es mas llamativa con sus rabitos y no resultan incómodas de comer pero en según que ocasiones los huesos pueden ser un problema así que a vuestra elección.
- En un cazo disolver el azúcar y el vino -yo un Ribera de Duero que hay que hacer patria- añadir las cerezas y cocer 5 minutos.
- Retirarlas y continuar cociendo la salsa hasta que adquiera la consistencia de un almíbar ligero.
- Mezclar con las cerezas reservadas y dejar que atempere.
- En el momento de servir, cubrir el arroz con leche frío con las cerezas y el almíbar tibios. El contraste de temperaturas hace que sea un postre muy agradable.
Dice la sabiduría popular que el mejor recolector es el que va cantando...así mantiente la boca ocupada... de otro modo corremos el peligro de acabar con el estomago lleno y el cubo vacio; no es que esto venga a cuento de nada pero los chascarrillos también viene con la edad... no la que tengo ehhhhh sino la que tendré jaja.
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